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Esta población debió tener su Origen de la Real Orden de 18 de Julio de 1792, comunicada a este Gobierno por el Excelentísimo Sr. Don Luis de las Casas en 31 de Octubre del mismo año por la cual se recomendó de hacer una pequeña [población] en el punto donde la Goleta de guerra la Magdalena destruyó los establecimientos que tenían los ingleses para las sacas de maderas y ganados, y a virtud de la cual se destruyeron los varaderos que tenían formados.
El Sr. Mariscal de Campo D. Juan Bautista Vaillant consecuente a la soberana disposición nombró al Coronel D. Franco. Sánchez Griñán Teniente Gobernador de la Villa de Bayamo, para que pasase a ser el reconocimiento del punto conveniente según lo expuso a la Capitanía General en carta de 24 de Octubre de 1792.

El Sr. Casas aprobó esta elección en 26 de Noviembre del mismo año.

En 30 de Diciembre de 1793 previno la misma Capitanía General suspenderse toda ulterior disposición hasta la Real determinación hablando de la misma población; pero es de advertirse que el lugar reconocido por el Coronel Griñan para fundar la población fue el punto nombrado Vicana aunque en la misma ensenada del Manzanillo, y que esta fue sobre la que se entendió el precepto de suspensión.

En 27 de Mayo de 1795 se dirigieron a la Capitanía General dos cartas del Teniente Gobernador de Bayamo proponiendo establecer una batería en el Manzanillo con un sujeto a propósito que atendiese a la defensa de aquel puerto en los casos ejecutivos, y en su vista pidió a la Capitanía General en 30 de Junio ciertos informes encargando que se enviasen de esta Plaza dos o tres cañones considerando conveniente el calibre de 8 ó 12 con sus municiones, y para este caso ordenó también poner allí un destacamento de 15 ó 20 hombres de la milicia del Bayamo con algún armamento que se remitiese de esta Plaza.

En 14 de Septiembre del mismo año de 95, bajo el no. 709 se consultó por este Gobierno lo que pareció conveniente a la proyectada batería; y la Capitanía General en oficio de 15 de octubre del mismo año previno que la noticia de paz recibida de Jamaica dictaba la suspensión de la obra.

Por oficio de la misma Capitanía General de 30 de Diciembre de 1795 se ratificó la misma suspensión de la Batería a titulo de que no debía ejecutarse sin real aprobación, una vez que había pasado la urgencia que dio motivo a determinar su construcción, y aplaudiendo el pensamiento de formar un camino carretero, y recto desde la villa de Bayamo hasta el Manzanillo.

Posteriormente en oficio de 20 de Abril de 1796 de la misma Capitanía General dirigió al Sr. Gobernador de esta Plaza Coronel Don Juan Nepomuceno Quintana haciendo méritos de lo que había representado el Teniente de Gobernador de la Villa del Bayamo sobre la conveniencia de establecer la misma Batería en el Manzanillo en la punta situada junto al pozo que nombraban de los Soldados acordó S. E. verificarlo, y que pasase el Ingeniero Comandante de esta Plaza al reconocimiento para que formase un plano exacto del terreno, y a trazarla sobre el mismo con piquetes o estacas para que pudiese formarse luego el plano perfil y cálculo de su costo, y que se le avisasen las resultas.

Con oficio de 31 de Julio se le remitió por este Gobierno dicho plano que formó y presento el Ingeniero Don Fermín Montaño, y por carta de 31 de Agosto de 1796 acusó S. E. el recibo de dicho plano, y cálculo sin hacer mas especificación en el asunto.

Con fecha de 23 de Noviembre de 1796 aprovó la remisión al Manzanillo de 2 cañones la misma Capitanía General; pero no por que este Gobierno hubiese dado cuenta que estuviesen remitidos, pues en oficio de 31 de octubre del mismo año nº 105 se dijo a S. E. que iba inmediatamente a providenciarse, pero no tubo efecto por falta de embarcación a propósito.

En estas circunstancias sin haberse dado paso a la construcción de la batería del Manzanillo dio principio Don Juan Sariol, a las promociones de Población en el punto del Manzanillo donde estableció con licencia de la Capitanía General, y del Teniente Gobernador de la Villa de Bayamo un almacén representando a S. M. pidiendo la gracia de que se le hiciese Capitán poblador, obligándose en el término de un año a poner treinta vecinos con casa fundada: a formar una iglesia provisional, y a establecer la trinchera competente en que situar seis cañones con tal que por S.M. se concediese a cada vecino solar correspondiente y una caballería y cuarta de tierra que se le proveyese de un ministro para las necesidades espirituales: que se le diesen 4 cañones de 18 a 24 con lo demás que expuso en representación de 30 de Agosto de 1797 la que dirigió a S. M. por conducto de la Capitanía General en 25 de Diciembre de 1797 con el Nº 275.

El Excelentísimo Sr. Conde de Santa Clara en 20 de Enero de 1798 dio aviso de haber dado curso a la mencionada instancia.

No constan en este Gobierno las Reales disposiciones que se hubiesen seguido a las proposiciones hechas por Don Juan Sariol, pero si que la Capitanía General por despacho de 1 de octubre de 1798 creo una Compañía urbana de Infantería nombrada del Manzanillo, instituyendo por Capitán al mismo Sariol, con designación de un Teniente, un Subteniente y 50 Soldados con los correspondientes cabos y Sargentos, mandando se asistiese al capitán con el sueldo correspondiente en los casos que se juntase la Compañía para tomar las armas.

Consta también, y se halla noticia de la gracia concedida al mismo Don Juan Sariol del grado de Capitán de Milicias disciplinadas, por Real despacho dado en Aranujuez a 7 de Febrero de 1807.

Hay también conocimiento de un oficio que el Excelentísimo Señor Marqués de Someruelos dirigió al Teniente Gobernador de Bayamo, y a Don Juan Sariol facultando a este la designación de solares, y delineación del nuevo pueblo del Manzanillo separando de esta función en que se había entrometido el Capitán del Partido.

Por fallecimiento del Capitán Don Juan Sariol fue nombrado en dicho empleo el Subteniente de la misma compañía de Don Juan Sariol hijo, por despacho del Excelentísimo Sr. Don Juan Ruiz de Apodaca de 16 de Junio de 1812; y por orden del mismo Sr. Capitán General de 11 de Mayo de 1811(1) se amplió a este la misma facultad que tuvo su padre de la designación de solares en la población, encargando en la misma disposición que el Gobierno de Cuba y Tenencia en Bayamo contribuyesen al mejor fomento de la referida población, proponiendo las providencias que se juzgasen oportunas.

Conviene también notarse en este lugar que en 14 de Febrero del año pasado de 1797 dio cuenta el Teniente Gobernador de Bayamo del desembarco que hicieron los enemigos en el Manzanillo, de haber clavado la artillería y cometido otras hostilidades. La misma ocurrencia fue comunicada a la Capitanía General por el citado Teniente de Gobernador; y con este propio motivo hizo presente este Gobierno a la Capitanía General las dificultades que se habían presentado para remitir al Manzanillo los dos cañones de a 24, de que antes se habla que lo fueron por falta de buque, y peligro de los ingleses.

En Abril de 1798 atacaron los enemigos al mismo Manzanillo y fueron rechazados sobre que se dio cuenta a la Capitanía General en 30 del mismo mes bajo el No. 224.

En 11 de Julio del mismo año bajo el Nº 355, contestando a un oficio de la Capitanía General de 9 de Junio se hizo presente que no se podían facilitar de esta Plaza cuatro cañones de 18 para el Manzanillo, por no haberlos y por lo expuesto en su condición. Después se combino en que se mandasen igual número del calibre de a 16 porque había informado el comandante de Artillería que los había de esta clase, y aunque se ofreció hacerlo en 21 de octubre del citado año de 98 con el número 406 no se verificó tampoco.

Posteriormente en el año pasado de 1810 hubo de disponerse por la Capitanía General la remisión de dos cañones del calibre de a 18 en la Balandra nombrada Señora del Carmen que primero debía tocar en el Punto de Santo Domingo, según todo se comprendió por un oficio de la Intendencia General dirigido al Teniente de Gobernador de Bayamo, y consta por actos posteriores que el Sr. Capitán General de Santo Domingo tuvo necesidad de dicha artillería y se amparó de ella.

El Ingeniero Don Fermín Montaño cuando formó el cálculo de la batería del Manzanillo y la demarcó parece que opinó que debía artillarse con 2 cañones 18, y 3 de a 8; pero los defensores del Manzanillo siempre en sus tribulaciones ataque, y amenazas que sufrieron ya de los ingleses y ya de nuevo por los corsarios piratas siempre han clamado por la gruesa artillería que al cabo de tantos años vino a ponérsele según lo fue los tres cañones del calibre de a 24 que se le remitieron bajo la custodia del Bergantín de Guerra francés el Baillena de que se dio cuenta a la Capitanía General con el Nº 190 en el actual gobierno del Señor Don Eusevio Escudero; y como S. E. al aprobar esta providencia en oficio de 12 de Diciembre de 1816, manifiesta que deben cesar sus oficios luego que falte la causa se ha hecho preciso sacar tan de atrás la historia de la artillería del Manzanillo: de la fundación de aquel puerto, y de la población, restando ahora informar sobre el estado de lo uno y de lo otro a saber del fuerte y de los progresos de su población.

Nunca llegó a construirse la Batería señalada por el Ingeniero Don Fermín Montaño no obstante de haber formado el plano, cálculo y presupuesto, sin duda por que las escaseases del erario no lo permitieron, ni por que la pequeñez entonces de aquella población no diese lugar a pensar en ningún recurso que pudiese serle gravoso, y con tal motivo ha subsistido, según lo ha informado el actual Comandante de Artillería de esta Plaza que lo reconoció en su viaje de la Habana a esta Ciudad, consistiendo el expresado fuerte en un rectángulo que uno de sus lados mayores mira al mar: que su parapeto se compone de unas tablas sujetas con piquetes y su interior rellenados de tierras de suerte que el empuje de estas han rendido los piquetes, y por consiguiente las tablas, y se halla destruida.

Que el otro lado mayor lo sierra un grande barracón de llaguas con troneras donde tiene la artillería. El mismo Comandante de esta Arma en esta Plaza con el conocimiento que adquirió de aquel local mira como de absoluta necesidad la construcción de una batería formal, y que verificada se retiren de aquel puerto todos los pertrechos que no sean anexos a las piezas de a 24 y dos del calibre de a 8 que también parecen necesarias en la misma Batería.

Ya se ha dicho que la población del Manzanillo empezó por un almacén que se le acordó poner a Don Juan Sariol, y que este era el único edificio con que allí se contaba en 30 de Agosto de 1797, y en el día al completo de los 20 años de su fundación se encuentra con catorce calles abiertas, y en ellas fabricadas, y habitadas ciento noventa y cuatro casas con setenta y un solares que al presente están fabricándose ascendiendo su vecindario a un mil ciento noventa y seis almas, seiscientos dos de la clase de blancos, cuatrocientos noventa y ocho de la de libres de color, y noventa y seis de esclavos, y en este concepto cuanto mas defendible se ponga el puerto del Manzanillo y se consideren en mayor seguridad las propiedades de aquellos habitantes, y las de los de la Villa de Bayamo como punto más a propósito para la exportación de sus producciones territoriales más particularmente en el día en que se está tratando de abrir un camino recto con ahorro de tres a cuatro leguas al que tenían de catorce según el plano levantado por disposición del Teniente Gobernador de Bayamo en este año que se tiene a la vista: cuanto más, se repite, defensa se ponga en el citado punto, mayor será el fomento del comercio mas rápido él progreso de la población, y mucho mas admirable el de la agricultura. Y así para conseguir estos objetos de tanta importancia al estado es de toda necesidad que se construya en el Manzanillo una batería formal del modo con que se proyectó y demarcó por el Ingeniero Don Fermín Montaño en el año pasado de 1796; o con otras mejoras de que hoy sea susceptible aquel mismo punto en razón de la superior artillería que ya tiene colocada, y en ejercicio la batería provisional; pero como el real erario se halla tan agotado en esta parte de la Isla por la falta de sus situados el Gobierno de Cuba sólo alcanza, y toca en el único medio que admiten las circunstancias, y es que se ponga a la vista del noble vecindario de Bayamo, y del Manzanillo el modelo de los fervorosos Holguineros que conducidos por la diestra y atinada mano de su Teniente de Gobernador en el término de un año desearon fortificarse su puerto principal de Gibara, impetraron la gracia de una Batería propusieron hacerla a costa de sus habitantes, obtuvieron el beneplácito de la Capitanía General, y el día de hoy están levantando ya sus muros habiendo ya tremolado el pabellón del Rey sobre la batería cuyo nombre de Fernando Séptimo les hace obrar prodigios de aplicación y de constancia, no debiendo pasarse en silencio que las riquezas del Bayamo son centiplicadas a la suerte de la Ciudad de Holguín, y que se hallan por lo tanto en infinita mayor proporción de contribuir hacer este importante servicio a la patria, y a el estado.

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