Hacer más eficientes los servicios y diversificar los mismos fue el objetivo de la creación de las Unidades Empresariales de Base en Manzanillo, al igual que en toda Cuba.
De esta manera y con autonomía para la autogestión de sus productos, aparecieron las destinadas al comercio y las orientadas a la gastronomía y los servicios. Todas respaldadas bajo la Ley 99 que propicia la gestión de mercancías así como la contratación con trabajadores no estatales y nuevos actores económicos.
Esta acción en teoría está bien concebida, cosa que no ocurre en la práctica, pues vemos que de forma indiscriminada se alteran los precios de algunos productos de la noche a la mañana.
Vale destacar que cuando se adquieren las materias primas por vías no estatales se encarecen los precios, pero es ahí donde se debe negociar la mejor oferta y no comprar al por mayor con un precio minorista, ya que esto influye en el precio final del producto y los mayores afectados son los consumidores.
Esto ocurre principalmente en la red gastronómica y el comercio, pues una vez que se adquieren las mercancías se les aplica un por ciento para la venta donde se incluye la conformación de salario de los trabajadores.
En resumen si compro caro vendo más caro y no debe ser así pues la población es la más afectada y lo que se busca es diversificar las ofertas y que las mismas tengan demanda a precios módicos, no subsidiados, sino módicos a los que pueda acceder la mayor parte de la población.
Toca entonces revisar precios y formulas para la conformación de los mismos, por que se da el caso que están muy similares los importes estatales a los del mercado informal.
Luchamos por echar adelante nuestra economía con voluntad, variedad y gestiones, no a costa de altos precios que afecta nuestra economía.
Por Adriana Gómez Cedeño.
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