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Nace en Manzanillo un médico y combatiente revolucionario

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Del viejo León, nuestro padre, combatiente de la lucha contra bandidos en El Escambray, fue de quien primero escuché hablar sobre aquel hombre que era todo entrega revolucionaria, cualidades que bien mezclaba con la humanista profesión de médico y con la pasión por el deporte.

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Era muy pequeña aún, pero recuerdo que Nide, así llamaba a papá a tono con su nombre de pila Elionide, prometió llevarme a las obras constructivas de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos, en el Caney de las Mercedes, sitio donde instaló a la familia, para que conociera al legendario joven, lo delgado que es, siempre comentaba.

La promesa quedó sólo en eso, pues el combatiente, que había nacido en Manzanillo, el 8 de noviembre de 1930, no pudo llegar a demostrar muy bien sus habilidades como constructor, la lucha contra los malhechores contrarrevolucionarios que alzados en la zona central de Cuba, se afanaron a toda costa con destruir la Revolución naciente, encontró en el destacado manzanillero a un Jefe de Operaciones inigualable.

Y fue precisamente allí donde Manuel Fajardo Rivero, Piti, quien alternó en la Sierra, sus funciones de médico con las de soldado, y dejó su huella en combates como los de Santo Domingo, Providencia, Cuatro Caminos, Las Mercedes, El Jigüe, Cerro Pelado, Veguitas, El Meriño y El Salto, y ganó el grado de Capitán, primero y ascendido a Comandante después, y perdiera la vida, el 29 también de noviembre del año 1960.

Como al decir del líder histórico Fidel Castro de que “donde cae un héroe nace un pueblo”,  en el lugar se levantó una comunidad que lleva por nombre Piti Fajardo.

Más tarde pude comprender mejor las palabras del Fidel durante el sepelio cuando expresó “Fajardo cumplió su deber, lo cumplió en la guerra como médico y soldado, lo cumplió en la paz y en el corazón de los primeros 500 niños de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos. Desde entonces no eché a ver que mi padre incumpliera su compromiso, pues creo haber conocido personalmente al combatiente del bisturí en una mano y fusil en la otra.

Por Carmen León Guerra

Foto de internet.

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