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Por: Roberto Mesa Matos (Periodista de Radio Granma)

No siempre el amor entra por la cocina. Para comprenderlo basta escuchar las interpretaciones de Melvis, y después, preguntarle a Esteban. En ambos casos, el más bello de los sentimientos se hizo realidad gracias a los tonos y timbres más sensibles.

Ellos, son dos de las personas más lindas que andan las calles de esta urbe. Desde 1983 son uno solo, <<nos conocimos en una competencia como parte de la reinserción social que promueve la Asociación Nacional del Ciego (Anci)>>.

<<Ataque primero porque él era muy tímido. Me dije esto es mío>>, comenta la mujer, y sonríe, enamorada como el primer día, del hombre que le brindó hogar, y juntos hicieron familia: Esteban, el hijo, de 27 años, y hace un calendario, un nieto, que es felicidad mayor para todos.

Melvis y Esteban son como rosa y clavel, como amantes y amigos, como la dama y su escudero: escriben la vida con los colores del corazón, con las luces del alma, esos matices que los hacen únicos.

<<Sí, ella es más carismática que yo, la acompaño a todo, y mis colegas de la dirección provincial de la Asociación me exige que la lleve a todas las actividades para que cante. Pues, mira que no. El que cocina soy yo porque ella no sabe>> y la sonrisa es a carcajadas.

Mesa, como todos le dicen, es el presidente de la Anci en Manzanillo, <<nuestra fortaleza está en la unidad de todos los integrantes, en la voluntad para imponerse metas y vivir>>. Esta semana ha sido especial para ese objetivo.

“Fueron de los mejores días de los últimos años, y se lo agradecemos a todos, de manera particular, a Osvaldo, el Intendente en funciones, a Aliuska, la Viceintendenta a cargo de los asuntos sociales en el Gobierno y a los directivos de Cultura y los artistas>>, cierra el hombre y toma la mano a la esposa.

Ella vuelve a tomar la palabra para recordar que “trabajé en el taller de discapacitados, hacía escobas, brilladores, sogas… <<Soy feliz porque tengo una familia linda y me siento realizada porque, además de cantar, actúo en el teatro y escribo poesía, gracias a los instructores de la casa de Cultura de Manzanillo>>.

<<La vida es muy linda para “amargarse” por esto o aquello. Nunca he ambicionado nada, los dos tenemos lo que hemos sido capaces de construir con nuestro sacrificio y empeño>>, concluye Melvis, dando otra lección de amor, ese que regala, a manos y voces llenas, a su adorado Esteban.

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